O’Donnell, Valladolid Menú del restaurante, precios y reseñas

Las opciones son infinitas y cada vez más creativas. Los bartenders vallisoletanos desafían el ingenio para sorprender a sus clientes con sabores, texturas y presentaciones de lo más originales, creando tragos llenos de personalidad y de carácter. Domingo hijo presenta también ‘Dom Tiki’, el cóctel buque insignia del local, del que no quiere desvelar su receta.

A la base de whisky, le añadimos un cordial de pimienta, té negro que infusionamos nosotros y vino de jerez. Aportamos frescor con una hoja de lima kaffir y con un ahumador en el que utilizamos serrín de madera de olivo, le damos combustión. Después de servirlo lo tapamos y justo delante del cliente lo destapamos para que vea salir el humo. Siempre aconsejamos que al cliente que sople, para que la primera sensación no sea el humo en la nariz. Es fácil percibir las notas de cata de la madera ahumada impregnadas en la copa», invita.

Características del restaurante en Valladolid

La comida a domicilio es una de las estupendas opciones de este lugar. Un aspecto positivo de este lugar es que el personal es amable. Es de esperar que los precios en este restaurante sigan siendo interesantes. Una decoración festiva y su atmósfera cuidada ayudan a sus clientes a sentirse relajados. De acuerdo con los comentarios de los clientes en Google, O’Donnell merece un 4,1. Para la preparación de nuestros productos elaborados utilizamos siempre materias primas de primera calidad dando como resultado una cocina sabrosa y sana.

  • «Primero echamos lima, después el aperitivo de cereza y la ginebra.
  • «Rematamos con una corteza sobre la que vertemos polvo con pino deshidratado y un aire elaborado con miel de pino casera que hacemos con piñas verdes».
  • Éste es uno de los santuarios de la coctelería vallisoletana.

Buonavita Cocteleria

Tras la barra, desde hace 14 años (6 meses con la nueva gerencia), está José Ortiz, un auténtico mixólogo que desarrolla, crea y prepara cocteles de lo más complejos. Su carta se compone de 30 tragos, 28 de ellos con alcohol y 2 sin alcohol. Es un auténtico gustazo verle trabajar, volcando los líquidos en el vaso mezclador con los elegantes gestos que caracterizan a su singular oficio. Su estación de trabajo está a ras de barra para hacer partícipe al cliente de la preparación. «Tenemos muchos cócteles clásicos en carta, pero nuestro fuerte son los cócteles de autor diseñados por nosotros.

RESTAURANTE EL PORTALÓN DE O´DONNELL

Sus dueños, Domingo Bernardo, padre e hijo, son concienzudos artistas de las mezclas. Sus cócteles son todo un espectáculo visual y de sabor. Están especializados en coctelería tiki, que es aquella que da a las bebidas con base de ron, un toque polinesio o hawaiano. Lo más característico de este local es su impresionante decoración tropical que padre e hijo han realizado a mano, igual que los originales vasos que utilizan para servir sus combinados.

«Es peligroso», dice su compañero de barra Alex García. Parece que es más suave y entra bien, pero al final pega bastante», advierte con una sonrisa. Es uno de los locales con más personalidad de la ciudad. Tiene 33 años de historia, 3 de ellos en su actual ubicación.

Se trata de un trago que, si bien existe desde los años 30 del siglo pasado, fue la película ‘El Gran Lebowski’, de los hermanos Coen, la que lo devolvió a todas las barras del mundo. Hay otras versiones que prefieren utilizar cacao en polvo o incluso canela, pero a nosotros particularmente nos gusta la nuez moscada. Lo ideal es tomarlo como si fuera una cerveza para que el líquido filtre a través de la crema, sin embargo, mucha gente prefiere removerlo y tomarlo todo mezclado», dice.

Es consciente de que preparar un coctel es todo un ritual que se convierte en raciones o’donnell valladolid una experiencia para el cliente. «Todos los ingredientes que utilizamos son caseros. El licor de pino es totalmente natural y lo hemos elaborado nosotros.

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Valladolid es tierra de pinares e intentamos trabajar con productos del entorno. También utilizamos vermouth seco y un sirope casero cítrico que empleamos para equilibrar sabores», dice mientras agita la mezcla. «Rematamos con una corteza sobre la que vertemos polvo con pino deshidratado y un aire elaborado con miel de pino casera que hacemos con piñas verdes». Lo suyo es un cuidado ’emplatado’ en el que no falta ni sobra un detalle, pero lo mejor, llega a la hora de probar el cóctel. Es un sabor suave, fresco y delicioso que hace que un coctel sepa a poco y haya que pedir otro. Éste es uno de los santuarios de la coctelería vallisoletana.

«El público vallisoletano cada vez pide más cócteles. Los fines de semana tira mucho de copas, cafés, pero los domingos, es el día del cóctel. Cuando alguien de pide uno, y la gente de al lado ve lo original de la presentación, enseguida todo el mundo se anima a probar», dice Pérez. «Muchos vienen pidiendo cócteles clásicos, como pueden ser los daikiris, pero cada vez más, optan por la originalidad y por probar nuevos sabores. Por eso, siempre nos preocupamos por averiguar sus gustos y preferencias antes.

Este local es un auténtico paraíso para los entusiastas de la coctelería. Los responsables de su carta son Ricky Izquierdo y Pedro Morillas, quienes pueden presumir de ingenio e imaginación a la hora de realizar las mezclas. Su dominio del jigger, del vaso mezclador, y del strainer (colador), no tiene parangón.

El resultado en boca es un coctel muy equilibrado, suave y muy rico. No es de extrañar que sea uno de los favoritos del público. Sorprender al cliente y convertir cada cóctel en una experiencia única e inolvidable es su filosofía de trabajo. En este céntrico local inaugurado hace 5 años se pueden tomar todo tipo de combinados y copas, aunque su especialidad son los cócteles de autor y versionados de los clásicos.

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